Extremo suroccidental, en la frontera con Colombia. Las
Ciénagas de Juan Manuel o
Ciénagas del Catatumbo, al suroeste del lago de Maracaibo.
El culto a la virgen María siempre ha sido de lo más
importante en la religión católica. Y en la gente de Sudamérica, mucho más aún.
En Maracaibo, Zulia en Venezuela, existe una especial veneración a la virgen,
como en el templo de la Virgen de Chiquinquirá, llamada cariñosamente "Mi
Chinita". Hay una historia muy bonita detrás de esta veneración: por allá
del año 1749 una mujer de extracción humilde bajó al lago de Maracaibo y se
encontró con una tabla. Pensó que con esa tabla le podría servir como tapa de
la tinaja que tenía en casa, así que se la llevó. Estaba cocinando cuando de
repente escucha unos golpes, como si alguien llamara a la puerta. Cuando salió
de la cocina cuál no fue su sorpresa al ver que de la tabla salía una luz
intensa con la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. "¡Milagro,
milagro!" exclamó la mujer (por eso la avenida "Milagro" a
orillas del lago tiene ese nombre). El entonces alcalde mandó unos hombres para
que se llevaran la imagen a la iglesia Matriz. Pero al doblar la esquina, la
tabla se tornó tan pesada que los hombres que la llevaban ya no pudieron
moverla. Eso fue tomado como una señal divina de que la Virgen prefería
quedarse allí, entre los pobres. Entonces, los hombres cambiaron su rumbo y la
tabla volvió a tener su peso normal. Desde entonces la gente de Zulia se siente
protegida por su querida "Chinita", la Virgen de Chiquinquirá que los
cuida desde su templo.
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